El Estado de SAMADHI I – De DHYANA a SAMADHI

De DHYANA a SAMADHI

Los comentadores de los Yoga Sutra coinciden en un punto crucial, la definición de Samadhi: El estado de Samadhi se produce si en Dhyana sólo existe el objeto con ausencia absoluta de cualquier otra actividad mental. Como soporte del objeto debemos tener en cuenta dos factores:

1)     La concentración se realiza sobre un aspecto del objeto, no sobre la totalidad.

2)     La concentración es continua.

Es un estado-proceso que consiste en seleccionar un objeto y elegir uno de sus aspectos particulares sobre el que enfocar la concentración. Por tanto es un proceso de pensamiento peculiar compuesto por Vrittis (modificaciones mentales) y objetos. Su exclusividad consiste en que la frecuencia de interrupciones de la concentración por modificaciones mentales se va espaciando gradualmente. El proceso que se inicia en Dhyana es el resultado final de Dharana, solo que la cadencia de interrupciones por decirlo así, es más dilatada. Es la diferencia. El conocimiento que se consigue en Dhyana es fragmentado. Como si un ciego fuese tocando por partes a un elefante hasta hacerse una figura completa, cada sensación táctil le ofrece una parte de conocimiento del animal, pero no percibe la forma verdadera y total del objeto. La trompa puede parecer un tubo, sus orejas parecer alas, las patas troncos de árboles, etc,. Con cada una de las partes se forma una imagen parcial del animal, que sumadas una a una ofrece una figura distorsionada de la realidad.

Dharana y Dhyana son técnicas que requieren la percepción de un objeto personal con nombre y forma. En la vida cotidiana se utiliza la concentración a cada momento, se elije un objeto de concentración y la actividad continua con este objeto. No quiere decir que utilizar irregularmente la concentración proporcione conocimiento. El conocimiento aflora cuando se trasciende el conocer al objeto y uno se convierte en el objeto. El objeto permanece pero no existe mente o modificaciones mentales. Es aquí cuando se produce el conocimiento superior. Bhikshu define Samadhi como una concentración en la que la mente esta ausente y permanece el objeto. La mente auto-limita al individuo su capacidad de conocimiento poniendo rejas en las puertas del castillo para que no pueda pasar, lo paradójico es que hasta ahora esa misma mente era el único medio disponible para obtener determinados niveles de conciencia. Para comprender realmente la Realidad ha de dejarse la mente a un lado. En Samadhi el objeto mismo está al servicio del observador (el espíritu), pero no mediatizado por las modificaciones mentales que están ausentes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que aunque las percepciones mentales estén fragmentadas ayudan a continuar el trabajo. En Medicina no siempre se conoce la causa de una enfermedad, se hacen diagnósticos, se prescribe medicación y terapia, aún sin conocer la causa se puede curar una enfermedad. Lo correcto es intentar conocer la causa de la enfermedad a nivel físico y sicológico; pero incluso careciendo de este conocimiento, los medios que se disponen hasta ahora ayudan, pueden ofrecer alivio o cura.

Bhikshu define el acto de Dhyana como la fusión de tres componentes, el que percibe o Chitta, el objeto percibido y la concentración o forma de percibir. El que percibe no es el espíritu en este caso, sino quién percibe a través de Chitta. En Samadhi desaparecen dos de los tres agentes: sólo permanece el objeto, la concentración y Chitta no están. ¿Cómo va a ser posible una percepción si no existe quien perciba el objeto? Los Yoga Sutras responden a esta pregunta diciendo que el objeto es percibido pero con ausencia del que percibe, como si estuviera vacío de cualquier añadido. Vachaspati por su parte, cita la medida del tiempo, Dharana: 5 unidades, Dhyana: 60 unidades, Samadhi: 12 días continuamente.

Para explicar gráficamente el estado de Samadhi se utiliza la imagen de la sal disuelta en agua, que se vuelve una con el agua sin apreciarse diferencia. El objeto de concentración se convierte o abarca por completo la mente sin que haya ningún pensamiento más. Había una vez un rey que quería que le pintasen un cuadro, el símbolo del gallo. Solicitó la participación de todos los artistas de país. Se rogó a uno de los artistas de más edad y prestigio que formara parte de los aspirantes. A pesar de su negación, el rey insistió en que debía presentar algo. El artista al final accedió, pero dijo que necesitaría al menos tres años para prepararlo. Se fue a vivir al bosque, nadie sabía de él, pero el rey enviaba espías periódicamente para estar al tanto de lo que hacía. Al principio se dedicaba a observar el comportamiento de gallos y gallinas. Posteriormente convivía con las aves, de forma que ocupaba un sitio en el gallinero. Al final imitaba sus movimientos y conducta. Andaba a cuatro patas, saltaba y gritaba como un gallo. Pasados los tres años el artista se presentó ante el rey, actuaba como si se hubiera convertido en gallo, se sentía realmente un gallo. El dibujo que presentó fue el mejor, un conocimiento del gallo perfecto, se había convertido sicológicamente en un gallo.

En resumen, en Dhyana existe la distinción entre objeto y acto. En Samadhi esta diferencia desaparece todo es uno, el objeto es uno y todo a la vez. El Samadhi es la progresión gradual desde Dhyana a un estado en que la mente se convierte en el objeto mismo. Se conoce como Samadhi Samprajñata. Es un estado en que aún no se ha desplegado al completo la consciencia absoluta del objeto. En Samadhi sin embargo se logra la comprensión absoluta de un objeto. El proceso intelectivo humano es muy rudimentario y fragmentado. Nos atrapa algún aspecto particular del objeto como la forma externa o alguna idea asociada a él. Pero ninguna de estas dos características representan la totalidad del objeto. La esencia propia del mango reside en su sabor. Alguien puede reconocerlo erróneamente por otras características como peso, tamaño, color, madurez sin tener en cuenta su exquisito sabor. De la misma forma procedemos con las personas, formamos una etiqueta falsa o fragmentada basada en aspectos superficiales como el nombre, apariencia o nacionalidad. Incluso saber a qué se dedica y posición social. ¿Eso es todo? ¿Es suficiente para valorar a una persona? Lo ignoramos todo sobre su vida interior, creencias, opiniones, reacciones. Quiere decir que manejamos un conocimiento carente de base real. El objetivo es llegar a convertirse uno con el objeto. Suponiendo que tuvieras un amigo íntimo, en todo momento sabrías como actuaría esa persona en todo momento. En esas condiciones compartiríais lazos profundos y confiarías por completo en el otro.

Casi la totalidad de las pautas de pensamiento y respuestas emocionales están mediatizadas por la primera impresión subjetiva de objetos y personas. Forma parte de nuestra inteligencia, del proceso cognitivo, son formas precarias de procesar la información. El punto es que se antepone la impresión subjetiva y su interpretación defectuosa antes que un instante consciente sobre el objeto. La inteligencia juega un papel de primer orden en el conocimiento. Según los Yoga Sutras el concepto conocimiento implica dominio absoluto sobre todos los aspectos de un objeto. Samadhi ofrece un conocimiento total sobre un objeto, podemos decir que desde su aspecto más superficial o tosco hasta su esencia original que serían las partículas. Así que ningún aspecto queda fuera del conocimiento del Yogui, como lo haría un físico cuántico de última generación. Existe otro plano de conocimiento sobre el procedimiento de los instrumentos u órganos de conocimiento, es decir: sentidos y mente. Es un proceso cognitivo altamente sofisticado. Bhavana o meditación es la aplicación constante de la mente. Se ha focalizar sobre un objeto. Es un tipo de impresión consciente que facilita el conocimiento directo y absoluto, que no sería accesible si únicamente nos confiamos a la práctica del desapego. En el transcurso del proceso hasta la meta de Samadhi, el practicante dispone de un curso de conocimiento de alto nivel. Pero curiosamente, aunque suene contradictorio, una vez conquistado el conocimiento supremo ha de deshacerse de él por el desapego supremo, para poder acceder a el conocimiento último o liberación final.

La consigna que facilita una evolución constante y fiable consta de dos factores: perseverancia y desinterés. Se avanza más fácilmente sin el ansia por la conquista, esto favorece mucho la claridad y el entendimiento. Lo que no significa que no haya necesidad de Samadhi.

COMENTARIOS DE LOS YOGA SUTRAS DEL DOCTOR JAYADEVA YOGENDRA

TRADUCCIÓN: EPIFANIO CASTILLO

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