La FE del Yoga es una técnica

Para que la fe sea fuerte, creciente, se necesita práctica y dedicación. No todo el mundo puede afrontar este reto, delante hay un muro de pensamiento egoísta, ansiedad y miedo que hay que demoler. La puerta es el final de un proceso de pensamiento que se inicia con el análisis de las situaciones desde diferentes ópticas, observando con detalle como los factores van creando sus propios resultados, ajenos a sentimientos de yo o mío.
Para iniciarse en este proceso de aprendizaje tan especializado hay que contar con una atención despierta y constante. La fe no viene porque sí, necesita trabajo. No se nace con ella. En el Yoga se considera una técnica, que como el resto se fortalece con trabajo y tesón. La atención debe dirigirse hacia lo grande, lo importante, las leyes poderosas que mueven la creación. Cada cosa que acontece en nuestra vida por minúscula que parezca es importante, nada ocurre porqué sí, la atención debe estar permanentemente dirigida hacia estas reacciones momentáneas. Pasados cuatro, cinco o diez años, comprobaremos como aquellas pequeñas líneas sin significado aparente, han creado un diseño real. Si en su momento, las cosas no hubieran sido como fueron, nosotros no seríamos lo que somos.
El Gita dice que el hombre es tan grande como lo es su fe. Un individuo con poca fe, sin aspiraciones, es una miniatura. Las aspiraciones de un ser humano con una fe sólida no tienen límites. Sus grandes enemigos son la ansiedad y la duda. Una persona dubitativa, que desconfía de todo no podrá realizar una actividad con éxito. Cualquier acción necesita su propia dosis de fe. Ya los textos clásicos comparan la fe con el alimento materno. Sin alimento perecemos. Un estudiante de Yoga sin fe se siente agitado, a la defensiva, temeroso y acechante, es un escenario imposible para cualquier actividad de auto-desarrollo.
Una personalidad en permanente agitación no es apta para los estudios de Yoga. En la puerta de un popular pub de Londres había un cartel que decía: “Estimado cliente, si nota que de repente el mundo comienza a girar a su alrededor, siéntese”. No es broma, se puede aplicar perfectamente a la vida cotidiana. No hay nada malo en el mundo que nos rodea. Simplemente funciona según sus leyes. El mundo va a tanta velocidad como reflejes tú. Con razón gran parte del Gita se dedica a la fe, una de sus valiosas conclusiones afirma que la fe desarrolla tal conocimiento de la vida, que resulta más fácil sortear todo tipo de dificultades. Sin fe, gobiernan a su antojo la confusión e ignorancia, que incrementan la dimensión de las dificultades.

 

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